miércoles, 20 de noviembre de 2019

Los diez dominios a implantar para evitar ciberataques

El ciberespacio se ha convertido en el blanco perfecto para desarrollar una economía underground nutrida del robo de información y datos


Distancia y tiempo han sido eliminadas gracias al desarrollo de las tecnologías de la comunicación, un nuevo entorno donde imperan rapidez e inmediatez. La tecnología ocupa un papel relevante en cuanto a riesgos globales para los individuos (el 55% de los habitantes del planeta se relaciona por internet), los gobiernos y las empresas. El ciberespacio se ha convertido en un lugar activo “rentable” de amenazas en el que ha encontrado un hueco la economía underground basada en acciones ilícitas que se nutre del robo de información y datos. Las empresas se convierten en un blanco de posibles ataques al disponer de información privilegiada o confidencial.

Las principales amenazas a las que se enfrentan las empresas, según nos Hasten Group son la interrupción de servicios, esta interrupción conlleva la falta temporal de información intencionada. El sabotaje es otro de los peligros que conlleva deterioro intencionado o destrucción a largo plazo de la disponibilidad de la información. Un riesgo más, la manipulación de la información provoca la alteración intencionada de la información, con la consecuente pérdida de su integridad. Otro, el robo de información mediante copiado o eliminación de la información y que afecta a su confidencialidad. El espionaje protagonizado casi siempre por actores estatales o patrocinados por Estados que copian o eliminan información.

La manipulación de sistemas a través de acciones de deterioro de sistemas o servicios de información, orientadas a atacar la confidencialidad o integridad y pudiéndose utilizar para llevar a cabo otros ataques. Y por último, las amenazas más complejas y multidimensionales denominadas amenazas híbridas que utilizan el ciberespacio como herramienta para realizar sus propósitos, estas son acciones coordinadas y sincronizadas que atacan deliberadamente vulnerabilidades sistémicas (capacidad para explotar los umbrales de detección y atribución de tales acciones).

Los ciberataques más utilizados siguen siendo, en un 90%, la propagación de código dañino a través de correos electrónicos que contienen carga dañina. 



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