El estadounidense Kevin Mitnick es conocido como el ‘hacker’ más importante del mundo. Hoy ofrece asesoría en seguridad informática.
La historia de Kevin Mitnick, el ‘hacker’ más famoso del mundo, serviría para hacer una película. De hecho, en Hollywood se rodó hace ocho años ‘Takedown’, un filme basado en la novela del mismo nombre donde el protagonista es un personaje con un reconocido talento para descifrar códigos informáticos, y hábil para cerrar negocios.
Su autobiografía saldrá pronto a la venta, una vez que expiraron las prohibiciones legales que, como parte de su pena, le impuso a Mitnick la Justicia estadounidense, luego de cumplir cinco años de cárcel (el proceso se extendió entre 1995 y el 2002).
Muchos dirán también que la película ‘Firewall’, dirigida por Richard Locraine en el 2005, es un buen intento por aproximarse al mundo de los piratas informáticos y sus redes.
El ‘hacker’ bueno es Harrison Ford, padre de familia feliz, honesto y gran profesional, especializado en seguridad informática de un banco poderoso.
El pirata villano, Paul Bettany, es siniestro y ambicioso, y pretende que Ford ponga en sus manos las multimillonarias cuentas bancarias y hacer una estafa computarizada.
¿Con cuál personaje se identifica Mitnick? Con ninguno. Como buen ‘hacker’, su vida ha sido una aventura: adrenalina pura al frente del computador, violando un nuevo código de seguridad, entrando a un archivo prohibido, y huyendo del FBI desde hace 26 años, en 1981.
Y tras purgar su condena, este estadounidense de 45 años, algo subido de kilos, de aspecto bonachón, es hoy un consultor en temas de seguridad informática. El pasado jueves participó en Bogotá en el II Foro Internacional de Seguridad Tecnológica Empresarial.
Esto no significa que el chico malo de las redes se convirtió en bueno tras salir de la cárcel.
Guillermo Saad, ingeniero colombiano, apasionado por las computadoras y gerente de la empresa de seguridad informática LockNet, dice que la historia de Mitnick va más allá de una simple contraposición de estereotipos. Su principal cualidad es su envidiable inteligencia. “Lo conozco más de dos años y siempre que conversamos de lo nuestro, las computadoras, me sorprende por su talento”.
Mitnick tiene una inagotable memoria numérica y es un erudito en electrónica. Desde niño sintió una atracción especial por las nacientes redes informáticas. Era como acercarse a lo más parecido que, según él, tiene la magia, su otra pasión. El ídolo de su infancia no fue Superman sino Harry Houdini, el ilusionista húngaro de inicios de siglo anterior más afamado de la época.
La fascinación por sus trucos lo inspiró, por ejemplo, a utilizar el nombre de pila del mago, Erick Weiss, para trabajar en Denver, en un bufete de abogados, mientras huía del FBI.
En ese período, cuando suplantaba su identidad, logró descifrar en 1993, no solo con habilidades informáticas sino con una inmensa capacidad de persuasión verbal y buena dosis de desfachatez, el código de fuente de uno de los primeros teléfonos celulares de Motorola.
Lo hizo infiltrando los conmutadores telefónicos, archivos digitales y entablando amistades con empleados estratégicos.
Todo este entramado es lo que él llama la ingeniería social o arte del engaño. “Tras esa aventura, puedo decir que logré burlar al gerente de seguridad de esta gigantesca empresa, que gasta millones de dólares cada año en protección informática”.
Saad dice que, en el mundo de los piratas informáticos, hay que saber diferenciar al ‘hacker’ del ‘cracker’. “El primero se deja llevar por su pasión que son las redes. Su única motivación es la sensación de aventura y de imponerse un reto nuevo, toda vez que se ha superado uno anterior. Allí está Mitnick”. El ‘cracker’, por el contrario, tiene un perfil delincuencial, la necesidad de estafar y vincularse al delito.
Si es así, ¿por qué Mitnick cayó preso con una condena de cinco años? La infiltración es algo indebido, a pesar de que él no se enriqueció o estafó. Sin embargo, explica Saad, lo que él empezó a hacer desde las redes puso a EE.UU. de cabeza. “Hubo que hacer la Ley de los piratas informáticos para tener con qué acusarlo y sentar el precedente”.
Dejando a un lado su pasado judicial, hoy su firma Mitnick Security asesora a muchas empresas para encontrar las vulnerabilidades de sus sistemas informáticos. Es un ‘hacker’ a sueldo, y obtiene muy buenas rentas por su trabajo.
HOJA DE VIDA
Kevin Mitnick
Nació el 6 de agosto de 1963. Fue procesado judicialmente en 1981, 1983 y 1987 por varios delitos electrónicos. No se le permitía usar el teléfono en la cárcel por ser considerado peligroso.
Cree que el factor determinante de la seguridad de las redes es la capacidad de los usuarios de interpretar correctamente las políticas de seguridad.
Fuente Elcomercio.com
Su autobiografía saldrá pronto a la venta, una vez que expiraron las prohibiciones legales que, como parte de su pena, le impuso a Mitnick la Justicia estadounidense, luego de cumplir cinco años de cárcel (el proceso se extendió entre 1995 y el 2002).
Muchos dirán también que la película ‘Firewall’, dirigida por Richard Locraine en el 2005, es un buen intento por aproximarse al mundo de los piratas informáticos y sus redes.
El ‘hacker’ bueno es Harrison Ford, padre de familia feliz, honesto y gran profesional, especializado en seguridad informática de un banco poderoso.
El pirata villano, Paul Bettany, es siniestro y ambicioso, y pretende que Ford ponga en sus manos las multimillonarias cuentas bancarias y hacer una estafa computarizada.
¿Con cuál personaje se identifica Mitnick? Con ninguno. Como buen ‘hacker’, su vida ha sido una aventura: adrenalina pura al frente del computador, violando un nuevo código de seguridad, entrando a un archivo prohibido, y huyendo del FBI desde hace 26 años, en 1981.
Y tras purgar su condena, este estadounidense de 45 años, algo subido de kilos, de aspecto bonachón, es hoy un consultor en temas de seguridad informática. El pasado jueves participó en Bogotá en el II Foro Internacional de Seguridad Tecnológica Empresarial.
Esto no significa que el chico malo de las redes se convirtió en bueno tras salir de la cárcel.
Guillermo Saad, ingeniero colombiano, apasionado por las computadoras y gerente de la empresa de seguridad informática LockNet, dice que la historia de Mitnick va más allá de una simple contraposición de estereotipos. Su principal cualidad es su envidiable inteligencia. “Lo conozco más de dos años y siempre que conversamos de lo nuestro, las computadoras, me sorprende por su talento”.
Mitnick tiene una inagotable memoria numérica y es un erudito en electrónica. Desde niño sintió una atracción especial por las nacientes redes informáticas. Era como acercarse a lo más parecido que, según él, tiene la magia, su otra pasión. El ídolo de su infancia no fue Superman sino Harry Houdini, el ilusionista húngaro de inicios de siglo anterior más afamado de la época.
La fascinación por sus trucos lo inspiró, por ejemplo, a utilizar el nombre de pila del mago, Erick Weiss, para trabajar en Denver, en un bufete de abogados, mientras huía del FBI.
En ese período, cuando suplantaba su identidad, logró descifrar en 1993, no solo con habilidades informáticas sino con una inmensa capacidad de persuasión verbal y buena dosis de desfachatez, el código de fuente de uno de los primeros teléfonos celulares de Motorola.
Lo hizo infiltrando los conmutadores telefónicos, archivos digitales y entablando amistades con empleados estratégicos.
Todo este entramado es lo que él llama la ingeniería social o arte del engaño. “Tras esa aventura, puedo decir que logré burlar al gerente de seguridad de esta gigantesca empresa, que gasta millones de dólares cada año en protección informática”.
Saad dice que, en el mundo de los piratas informáticos, hay que saber diferenciar al ‘hacker’ del ‘cracker’. “El primero se deja llevar por su pasión que son las redes. Su única motivación es la sensación de aventura y de imponerse un reto nuevo, toda vez que se ha superado uno anterior. Allí está Mitnick”. El ‘cracker’, por el contrario, tiene un perfil delincuencial, la necesidad de estafar y vincularse al delito.
Si es así, ¿por qué Mitnick cayó preso con una condena de cinco años? La infiltración es algo indebido, a pesar de que él no se enriqueció o estafó. Sin embargo, explica Saad, lo que él empezó a hacer desde las redes puso a EE.UU. de cabeza. “Hubo que hacer la Ley de los piratas informáticos para tener con qué acusarlo y sentar el precedente”.
Dejando a un lado su pasado judicial, hoy su firma Mitnick Security asesora a muchas empresas para encontrar las vulnerabilidades de sus sistemas informáticos. Es un ‘hacker’ a sueldo, y obtiene muy buenas rentas por su trabajo.
HOJA DE VIDA
Kevin Mitnick
Nació el 6 de agosto de 1963. Fue procesado judicialmente en 1981, 1983 y 1987 por varios delitos electrónicos. No se le permitía usar el teléfono en la cárcel por ser considerado peligroso.
Cree que el factor determinante de la seguridad de las redes es la capacidad de los usuarios de interpretar correctamente las políticas de seguridad.
Fuente Elcomercio.com
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