"Si piensas que la tecnología puede solucionar tus problemas de seguridad, está claro que ni entiendes los problemas ni entiendes la tecnología” — Bruce Schneier
Uno de los retos de antaño que ha representado un gran desafío para el individuo y la justicia que quiere, es el de adaptar el derecho y sus leyes a los cambios de la sociedad generados históricamente por la ciencia y tecnología.
Lo anterior, merced a que modifican a la naturaleza, al ser humano y a sus cosas. Todo lo cual viene a incidir en la forma de actuar y regular su conducta, que ante ello debe modificarla.
Razón fundamental del por qué la justicia no pueda permanecer estática y menos sus leyes que son las que regulan todas las formas de interacción humana.
A tono con los cambios, hablar de delitos cibernéticos hace unas décadas, parecería algo sacado de un libro de ciencia ficción, sin embargo, hoy es una realidad, a la cual no deben cegarse los individuos, los abogados y dentro de éstos, los juzgadores, sino que se debe atender para poder, realmente, satisfacer las necesidades de una sociedad que tiene sed de justicia, sobre todo en la rama penal, que tiene que ver con su vida, libertad, seguridad personal y sus bienes.
Nuestra labor cotidiana esta dimensionada por el contacto con los medios informáticos, instrumentos indispensables para las acciones más importantes.
Unos cuantos individuos son los que nunca han tenido contacto con esta tecnología; No obstante, la cantidad de individuos que se ven afectados por este tipo de delitos es alarmante.
¿Cuántas personas diariamente realizan transacciones por internet u otros medios electrónicos de datos? Intercambios tan variados como compra de libros jurídicos, boletos de avión, conciertos, operaciones bancarias, etcétera.
En ese escenario, un ejemplo claro de lo común y propalado de los hoy denominados delitos informáticos, lo vemos en las actividades de los denominados hackers, término de cuño nuevo que se da a las personas que se dedican a destruir información de redes informáticas o bien obtener datos para beneficio propio, como puede ser los números de cuentas de una persona y sus claves de tarjetas de crédito.
El robo de información bancaria y los fraudes a través de medios electrónicos es una de las grandes preocupaciones en este ámbito y es algo que sucede con frecuencia y es un fenómeno que la mayoría ha vivido de cerca.
En nuestro país, los delitos más comunes o llamados de alta incidencia, son justamente el fraude, la pornografía infantil (se han detectado 397 comunidades o sitios Web con pornografía infantil, de las cuales 197 son mexicanas), el robo o alteración de información, clonación de señales satelitales, de tarjetas de crédito, entre otros.
Para combatir estos delitos, en México se cuenta con una división especializada en la Secretaría de Seguridad Pública, denominada policía cibernética, además de crearse un grupo dedicado a coadyuvar en la participación de las autoridades persecutoras de delitos que tiene como objetivo garantizar la seguridad y la capacidad preventiva y reactiva para combatir ilícitos, conocido como DC México, el cual está integrado por los distintos sectores: gobierno federal, instituciones bancarias, organizaciones académicas, organizaciones civiles y privadas, proveedores de servicio de internet y los gobiernos de las entidades federativas.
Desde luego que la existencia de los citados tipos penales, son hoy insuficientes, no sólo por las nuevas formas de conductas, aun no encuadradas en normas penales, sino por la labor desconocida, de los actuales delitos.
De este modo, sirvan estas reflexiones para concientizarnos de la necesidad de conocer estos temas para prevenir conductas, al igual que para a través de su análisis se fijen las nuevas situaciones y los tipos penales por el Poder Legislativo, que encuadren conductas delictivas, para ser analizados y aplicados por los juzgadores.
Lo anterior, evidentemente que nos hará capaces de estar a la par de los cambios tecnológicos y científicos que tienen incidencia en la vida cotidiana de todos nosotros. El autor es Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Uno de los retos de antaño que ha representado un gran desafío para el individuo y la justicia que quiere, es el de adaptar el derecho y sus leyes a los cambios de la sociedad generados históricamente por la ciencia y tecnología.
Lo anterior, merced a que modifican a la naturaleza, al ser humano y a sus cosas. Todo lo cual viene a incidir en la forma de actuar y regular su conducta, que ante ello debe modificarla.
Razón fundamental del por qué la justicia no pueda permanecer estática y menos sus leyes que son las que regulan todas las formas de interacción humana.
A tono con los cambios, hablar de delitos cibernéticos hace unas décadas, parecería algo sacado de un libro de ciencia ficción, sin embargo, hoy es una realidad, a la cual no deben cegarse los individuos, los abogados y dentro de éstos, los juzgadores, sino que se debe atender para poder, realmente, satisfacer las necesidades de una sociedad que tiene sed de justicia, sobre todo en la rama penal, que tiene que ver con su vida, libertad, seguridad personal y sus bienes.
Nuestra labor cotidiana esta dimensionada por el contacto con los medios informáticos, instrumentos indispensables para las acciones más importantes.
Unos cuantos individuos son los que nunca han tenido contacto con esta tecnología; No obstante, la cantidad de individuos que se ven afectados por este tipo de delitos es alarmante.
¿Cuántas personas diariamente realizan transacciones por internet u otros medios electrónicos de datos? Intercambios tan variados como compra de libros jurídicos, boletos de avión, conciertos, operaciones bancarias, etcétera.
En ese escenario, un ejemplo claro de lo común y propalado de los hoy denominados delitos informáticos, lo vemos en las actividades de los denominados hackers, término de cuño nuevo que se da a las personas que se dedican a destruir información de redes informáticas o bien obtener datos para beneficio propio, como puede ser los números de cuentas de una persona y sus claves de tarjetas de crédito.
El robo de información bancaria y los fraudes a través de medios electrónicos es una de las grandes preocupaciones en este ámbito y es algo que sucede con frecuencia y es un fenómeno que la mayoría ha vivido de cerca.
En nuestro país, los delitos más comunes o llamados de alta incidencia, son justamente el fraude, la pornografía infantil (se han detectado 397 comunidades o sitios Web con pornografía infantil, de las cuales 197 son mexicanas), el robo o alteración de información, clonación de señales satelitales, de tarjetas de crédito, entre otros.
Para combatir estos delitos, en México se cuenta con una división especializada en la Secretaría de Seguridad Pública, denominada policía cibernética, además de crearse un grupo dedicado a coadyuvar en la participación de las autoridades persecutoras de delitos que tiene como objetivo garantizar la seguridad y la capacidad preventiva y reactiva para combatir ilícitos, conocido como DC México, el cual está integrado por los distintos sectores: gobierno federal, instituciones bancarias, organizaciones académicas, organizaciones civiles y privadas, proveedores de servicio de internet y los gobiernos de las entidades federativas.
Desde luego que la existencia de los citados tipos penales, son hoy insuficientes, no sólo por las nuevas formas de conductas, aun no encuadradas en normas penales, sino por la labor desconocida, de los actuales delitos.
De este modo, sirvan estas reflexiones para concientizarnos de la necesidad de conocer estos temas para prevenir conductas, al igual que para a través de su análisis se fijen las nuevas situaciones y los tipos penales por el Poder Legislativo, que encuadren conductas delictivas, para ser analizados y aplicados por los juzgadores.
Lo anterior, evidentemente que nos hará capaces de estar a la par de los cambios tecnológicos y científicos que tienen incidencia en la vida cotidiana de todos nosotros. El autor es Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Jorge Meza Pérez
Visto en ElPorvenir.com.mx
Visto en ElPorvenir.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario