Estudio global anual de McAfee sobre la delincuencia organizada e Internet en colaboración con destacados expertos internacionales en materia de seguridad
El objetivo del informe anual sobre criminología virtual de McAfee ha sido siempre detectar las tendencias nuevas e inminentes en el comportamiento de la ciberdelincuencia, así como poner de manifiesto hasta qué punto este fenómeno es cada vez más organizado, sofisticado y global en lo que respecta a su enfoque y sus consecuencias.
Este año, en colaboración con expertos en ciberdelincuencia de todo el mundo, el cuarto informe anual sobre criminología virtual de McAfee revela en qué medida la ciberdelincuencia está ganando la batalla a la ciberley, y deja patente la necesidad de un esfuerzo global coordinado para restablecer el equilibrio.
Este año, en colaboración con expertos en ciberdelincuencia de todo el mundo, el cuarto informe anual sobre criminología virtual de McAfee revela en qué medida la ciberdelincuencia está ganando la batalla a la ciberley, y deja patente la necesidad de un esfuerzo global coordinado para restablecer el equilibrio.
Tres conclusiones clave
En primer lugar, los gobiernos aún no consideran la ciberdelincuencia como una auténtica prioridad, lo que dificulta el desarrollo de la lucha para combatirla en todo el mundo. Además, la
amenaza física de terrorismo y desplome económico está desviando la atención política a otras cuestiones y, mientras tanto, los ciberdelincuentes no pierden el paso. La recesión ha resultado ser terreno fértil para las actividades delictivas, ya que los estafadores se afanan por sacar partido del uso cada vez más extendido de Internet y del clima de miedo y preocupación. ¿Corremos el riesgo de minar irrevocablemente la confianza de los consumidores y, como consecuencia, limitar las posibilidades de recuperación económica?
En segundo lugar, la acción transfronteriza de las fuerzas de seguridad sigue siendo un requisito insalvable para combatir la ciberdelincuencia. La coyuntura local dificulta la aplicación transnacional de las leyes. Por lo tanto, a menos que se asignen los suficientes recursos a los esfuerzos internaciones, los ciberdelincuentes seguirán siempre jugando con ventaja.
En tercer lugar, las fuerzas de seguridad siguen respondiendo de forma improvisada según el momento y no están convenientemente preparadas para hacer frente a la situación. Si bien se ha observado un cierto progreso, todavía existe una importante carencia en cuanto a formación y conocimientos en análisis forense digital y recopilación de elementos probatorios, así como en los tribunales de justicia de todo el mundo. Los cerebros de la ciberdelincuencia siguen sueltos mientras que los conocidos como “mulas” (o personas utilizadas con fines delictivos, a menudo sin ser conscientes de ello) responden ante la justicia. Algunos gobiernos son culpables de proteger a los delincuentes de su propio país. Las conclusiones sugieren que existe una necesidad cada vez mayor de armonizar las prioridades y coordinar las fuerzas policiales entre los distintos países.
El informe termina con un análisis de las medidas propuestas, tanto a escala local como internacional, para que la lucha contra la ciberdelincuencia sea más eficaz.
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