Berlin (apro).- El espionaje industrial florece en Alemania. Su número de casos crece 10% cada año. Los sectores más afectados son el automotriz, el de la fabricación de aviones y el de maquinaria, así como la industria metalúrgica y de materias primas. El objetivo central del espionaje son las innovaciones técnicas, el know how de los procesos de producción. Detrás de esta metodología hay gobiernos extranjeros y empresas de la competencia. Muchas compañías alemanas no asumen debidamente el peligro y carecen de un concepto integral para prevenirlo.
Tales son las conclusiones de un estudio realizado por la consultora de negocios Corporate Trust, la Oficina de Criminología Aplicada de Hamburgo y el periódico Handelsblatt de la misma ciudad.
Según el estudio --dado a conocer el pasado 22 de noviembre--, 18.9% de las 741 empresas consultadas reconoció haber sido víctima de robo de información valiosa. La denuncia frente a las autoridades se efectuó sólo en un cuarto de los casos. Las empresas suelen contratar especialistas privados, pero evitan que las filtraciones padecidas se hagan públicas, por temor a perder credibilidad e imagen. A esto hay que sumar la cifra --elevada, según estiman expertos-- de los casos que no han sido descubiertos.
La información sustraída a través del espionaje va a parar a empresas de la competencia en Alemania y otros países que, de este modo, ahorran gastos de investigación y desarrollo de productos. También a Estados, que así pueden delinear sus estrategias económicas.
El acceso a los datos se realiza por caminos diversos. De acuerdo con el estudio, en la mayoría de los casos (20.3%) son los propios empleados quienes brindan datos sensibles, motivados por el soborno, por ansias de venganza contra la compañía o al ser sorprendidos en un descuido. En algunos casos, el acceso a la información es más fácil de lo que parece. Bastan un par de preguntas formuladas con habilidad --en una feria industrial, por ejemplo-- para arrancarle algunos datos relevantes al interlocutor correcto.
También se computa como flujo indeseado de información el caso de los empleados que se independizan y los que pasan a trabajar para la competencia.
También se computa como flujo indeseado de información el caso de los empleados que se independizan y los que pasan a trabajar para la competencia.
De acuerdo con el estudio, en 14.9% de los casos el espionaje industrial se realizó a través de hackers que perforan con “troyanos” la seguridad de las empresas. Le siguen las escuchas secretas de charlas de directivos (10.7%) y la intercepción de llamadas, fax y correos electrónicos (5.3%).
Via Francisco Olaso, Prisma Internacional (www.proceso.com.mx)
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