Las bases de datos con información detallada de las personas son un bien muy valioso, especialmente para las empresas. Una ley protege la privacidad y obliga a registrar y revelar su uso, pero pocos la cumplen. Para los expertos, a la gente sólo le queda denunciar, ya que no se puede evitar el tráfico y dicen que los datos provienen de la ANSES.
En el mundo actual mantener la privacidad parece una utopía. La tecnología pone en marcha una multiplicidad de instrumentos preparados para controlar cada uno de los pasos que los individuos dan. Donde trabaja, cuánto gana, cuántos hijos tiene o con quién se casó son datos que un ciudadano común ya casi no puede mantener fuera del conocimiento público.
La ley de Habeas Data protege la información privada de las personas y obliga a las empresas a registrar todos los datos confidenciales que manejan. El Estado tiene la obligación de saber qué datos circulan y para qué son utilizados. Pero en la práctica, son miles las compañías que poseen bases de datos y, según se estima, una gran cantidad no realizó la inscripción en el registro.
Basta con llamar a cualquier empresa de renombre que tenga el servicio de compra telefónica a través de tarjeta de crédito para que quien atiende revele que la compañía sabe dónde trabaja el potencial cliente, dónde trabajó, cuál es su domicilio actual o quiénes son sus padres. Incluso, sin nunca haber llenado ninguna planilla con datos ni haber comprado antes. La empresa afirma que los datos se obtuvieron de las bases públicas del Banco Central, pero los especialistas aseguran que la entidad no tiene ese tipo de información. “El Banco Central no puede saber dónde trabajas, son datos que se sacan de la ANSES. Yo no puedo evitar que tengan mis datos, porque los consiguen, pero sí tengo el derecho a reclamar que no los mantengan”, explicó Gustavo Tanús, abogado especialista en privacidad. La ANSES, por su parte, reconoció que hizo varias denuncias a empleados por tráfico de datos.
Las empresas no pueden tener acceso a datos privados sin el permiso de la gente. El abogado Daniel Monastersky, especialista en derecho informático, sostuvo: “Si las empresas tienen un registro en forma masiva de los posibles clientes, esto requiere del consentimiento de las personas. Deberían avisar que tienen información sobre nosotros y podemos pedir que se abstengan de utilizarla”. Si alguien no quiere aparecer en una base de datos puede escribir una carta para reclamar que la empresa explique qué información tiene y cómo accedió a ella. La firma tiene 10 días para contestar y si no responde o lo hace de manera insatisfactoria, se puede iniciar una acción legal, y se pueden aplicar multas de hasta 100 mil pesos.
En la sociedad de control operan las máquinas informáticas, como afirmaba Gilles Deleuze. Los especialistas aseguran que el mayor riesgo es la vulneración del derecho a la intimidad y la identidad personal, y las consecuencias que eso puede tener en la vida cotidiana. “Con tanta inseguridad, si saben dónde trabajamos y cuánto ganamos, pueden tener un listado de personas que ganen más de 100 mil pesos por mes y eso es muy peligroso”, advirtió Monastersky.
Precaución. Los abogados recomiendan que cada uno tenga mucho cuidado a la hora de llenar planillas con datos y que se ejerza el derecho a la privacidad. Tanús indicó que “las autoridades de control no ponen muchas sanciones y las empresas abusan del desconocimiento de la ley. Los clientes quedan desprotegidos”.
Los expertos además aconsejaron poner atención con las redes sociales como Facebook o los blogs personales, sitios en los que la intimidad no tiene ningún resguardo. Monastersky consideró que “con Facebook la gente es muy poco cuidadosa. No deberían poner que están de vacaciones en la Polinesia porque cualquiera puede verlo y saber que dejaron la casa sola. Si uno quiere ser tan transparente es un problema de cada uno, la diferencia es que en estos casos es una decisión personal”.
Silvina Herrera
Fuente: Diarioperfil.com.ar
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