Las redes sociales han ido ganando terreno en nuestro día
a día, incidiendo con tanta rapidez como sigilo en los aspectos más
cotidianos de nuestras vidas. Las relaciones personales, la búsqueda de
empleo o la defensa a ultranza de creencias, opiniones y posturas han
cambiado sus cauces tradicionales cediendo espacio a Facebook, LinkedIn,
Twitter y demás. Pero como en toda nueva tendencia, detrás de la cara
se esconde una cruz no siempre agradable.
La tranquilidad con la que subimos contenidos a las redes
sociales puede convertirse, con el paso del tiempo, en descuido o,
incluso, en imprudencia. Fotos inadecuadas, comentarios inoportunos o
estados demasiado atrevidos pueden ser vistos por personas que, llegado
el momento, tendrán en sus manos una decisión sobre nuestro futuro
profesional. Un termómetro de la percepción de los cazatalentos
elaborado por Túatú Social Media y People Matters revela que el 91% de
los responsables de selección y reclutamiento utiliza las redes como
herramienta para decidir.
Nathaly Rey, directora general de la Asociación Española
para el Fomento de la Seguridad de la Información, ISMS Forum, señala
que «debemos ser conscientes de que nuestro 'alter ego' de las redes
sociales está siendo un elemento valorado, y con mucho peso, por los
departamentos de selección y por los cazatalentos». Por ello, continúa
Rey, «las imágenes de aquella juerga memorable o los comentarios
realizados sobre una noticia o acontecimientos pueden ser decisivos a la
hora de obtener un nuevo empleo».
Debido a la gran cantidad de decisiones importantes que
los profesionales de recursos humanos deben tomar en poco tiempo -se
estima que, en una primera batida, el tiempo dedicado a cada currículum
es de aproximadamente 10 segundos-, «los empleadores están desarrollando
nuevas herramientas que permitan vincular redes sociales a candidatos, y
así añadir los datos del perfil digital a las clásicas habilidades,
competencias y experiencia». Así opina Ángeles de la Flor, 'coach' y
socia directora de Aflora, quien considera, además, que de esta manera
los responsables de selección pueden «añadir una nueva dimensión a la
tradicional hoja de papel» en la que veían el perfil del candidato.
Nos sentimos relativamente seguros en lo que concierne a
la información que compartimos en internet, porque pensamos que, tras un
tiempo, desaparecerá con la misma rapidez con que la subimos, y porque
sabemos que hemos configurado la privacidad de nuestro perfil de tal
modo que solo nuestros amigos pueden ver nuestra cara más íntima. Sin
embargo, Nathaly Rey nos recuerda que «nuestro comportamiento y nuestras
opiniones pueden cambiar o evolucionar a lo largo de nuestra vida, pero
una vez vertido en una red social va a ser muy difícil de revertir,
máxime si la configuración de la privacidad de nuestro perfil no ha sido
gestionada correctamente». Y es que, una vez que compartimos esa
información en una red social, perdemos el control sobre la misma, es
decir, puede ser conservada y distribuida libremente por terceros y es
prácticamente imposible borrarla.
Política de privacidad
Una encuesta realizada por Consumer Reports entre los
usuarios de redes sociales en Estados Unidos ha puesto de manifiesto que
hasta 13 millones de norteamericanos no configuran la privacidad de sus
datos en Facebook. Dicho de otro modo, los ciudadanos del país donde se
inventó esta red social dejan al descubierto gran parte de sus datos
personales, que pueden ser vistos -y utilizados en su contra- por los
empleadores.
A su vez, de los usuarios que sí configuran parcialmente
su privacidad, 39 millones tienen en su perfil el nombre de algún
familiar, 20 millones tienen su fecha de nacimiento como pública, 7
millones de usuarios marcan 'me gusta' en páginas relacionadas con
alguna religión y, por último, 2,3 millones hace lo mismo con páginas
sobre orientación sexual.
«Dependemos de la red social y de sus políticas de
privacidad, que aceptamos incondicionalmente y de forma masiva y que
dependen exclusivamente de la voluntad de proveedores de servicios como
Facebook o Twitter», nos alerta Nathaly Rey. El principal problema al
que nos enfrentamos en estos momentos es que, tal y como explica la
Directora General de ISMS Forum, estos proveedores de servicios «se
encuentran fuera del alcance de la normativa española sobre Protección
de Datos y, en consecuencia, fuera de la jurisdicción de las autoridades
españolas de control, que no pueden velar por el ejercicio del derecho
de cancelación que establece nuestra legislación, comúnmente citado en
el ámbito de internet como el 'derecho al olvido'».
Por suerte, la Unión Europea se encuentra en estos
momentos trabajando para modificar a normativa para poder regular -y, en
consecuencia, controlar- a los proveedores de estos servicios, de forma
que se permita al usuario conservar la soberanía sobre sus datos
personales y que dejen de estar a merced de cualquiera que desee acceder
a ellos. Mientras tanto, como afirma Nathaly Rey, «somos nosotros
mismos los principales garantes de nuestra privacidad en internet».
Fuente: www.lasprovincias.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario