Acceder al servidor privado del Banco de Francia, y con ello a los datos sobre las deudas de los clientes, era tan sencillo como marcar 123456. Es lo que le ocurrió a un desempleado a quien el banco demandó por acceder ilegalmente a sus archivos, y que ahora ha sido declarado inocente. Se puede ser un “hacker”, pero sin querer.
¿Cuál es la contraseña más segura? ¿Y la menos segura? Sobre esta última, no hay duda alguna: 1234,
en el caso de las que piden cuatro dígitos, según las conclusiones de
un estudio de la consultora Data Genetics, que ha analizado 3,4 millones
de códigos PIN.
Pese a que los expertos y el más elemental sentido común la desaconsejan, esta combinación de números está presente en el 10,7% de las contraseñas numéricas, seguida por todas las opciones de los cuatro números iguales o por las que empiezan por 19, en referencia generalmente al año de nacimiento de su propietario.
Tampoco los que pretenden ser originales lo son mucho, ya que el PIN 2580 (la columna central de los cajeros o los móviles) ocupa el puesto 22, mientras que 0007, en homenaje a James Bond, es las 23ª más utilizada y 1984, la novela de George Orwell, la número 26, según el citado estudio que recoge la web de ciencia FayerWayer. Por el contrario, la cifra menos usada es la 8068, que sólo apareció en 25 ocasiones (el 0,000744% de la muestra tomada).
Cuando la contraseña es 123456
Pero lo más elemental no es siempre lo que acaba ocurriendo. En 2008, un desempleado francés que estaba buscando información sobre tarifas tecleó al azar en su ordenador los números 123456, con la sorpresa de que entró directamente en el servicio de deuda del Banco de Francia, según declaraciones de su abogada Laudic Sipa-Helene Baron al diario Le Nouvel Observateur.
Automáticamente, el servicio de seguridad del banco detectó la entrada de un “intruso”, localizó la IP de su ordenador y cursó la consiguiente denuncia. Para hacer aún más absurdo el caso, la Policía tardó otros dos años en localizar al supuesto delincuente informático, y otros dos en juzgarle.
Sin embargo, la pesadilla ha terminado bien para el internauta, a quien un juez acaba de declararle inocente ya que considera probado que cometió la incursión en los datos del Banco de Francia “sin querer”, tal y como argumentó su defensa, que señaló que en ningún momento el sistema informático le advirtió dónde estaba entrando.
Pese a que los expertos y el más elemental sentido común la desaconsejan, esta combinación de números está presente en el 10,7% de las contraseñas numéricas, seguida por todas las opciones de los cuatro números iguales o por las que empiezan por 19, en referencia generalmente al año de nacimiento de su propietario.
Tampoco los que pretenden ser originales lo son mucho, ya que el PIN 2580 (la columna central de los cajeros o los móviles) ocupa el puesto 22, mientras que 0007, en homenaje a James Bond, es las 23ª más utilizada y 1984, la novela de George Orwell, la número 26, según el citado estudio que recoge la web de ciencia FayerWayer. Por el contrario, la cifra menos usada es la 8068, que sólo apareció en 25 ocasiones (el 0,000744% de la muestra tomada).
Cuando la contraseña es 123456
Pero lo más elemental no es siempre lo que acaba ocurriendo. En 2008, un desempleado francés que estaba buscando información sobre tarifas tecleó al azar en su ordenador los números 123456, con la sorpresa de que entró directamente en el servicio de deuda del Banco de Francia, según declaraciones de su abogada Laudic Sipa-Helene Baron al diario Le Nouvel Observateur.
Automáticamente, el servicio de seguridad del banco detectó la entrada de un “intruso”, localizó la IP de su ordenador y cursó la consiguiente denuncia. Para hacer aún más absurdo el caso, la Policía tardó otros dos años en localizar al supuesto delincuente informático, y otros dos en juzgarle.
Sin embargo, la pesadilla ha terminado bien para el internauta, a quien un juez acaba de declararle inocente ya que considera probado que cometió la incursión en los datos del Banco de Francia “sin querer”, tal y como argumentó su defensa, que señaló que en ningún momento el sistema informático le advirtió dónde estaba entrando.
Fuente: larazon.es
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