La clave de la seguridad informática
Autor: Pantherstock
Hasta
hace poco se creía que la contraseña era la forma más segura de
proteger la vida digital de las personas. Pero hoy muchos creen que una
clave es insuficiente y equivaldría a pretender resguardar a una ciudad
de un Ejército enemigo con un candado. Lo han dicho gigantes de los
computadores como IBM, así como la firma Deloitte, que en un reciente
informe afirmó que estaban contados los días de la seguridad basada
exclusivamente en la clave.
Voces expertas como la de Mat Honan, escritor sénior de la revista
Wired, señalan que el acceso a la información digital personal ya no
puede depender de una serie secreta de diez caracteres. El propio
Poul-Henning Kamp, quien inventó un popular sistema para encriptar
contraseñas llamado MD5Crypt, dijo recientemente que su invento era
obsoleto. “Les imploro a todos que migren a algo más seguro”, escribió
en su blog. La razón es que el 90 por ciento de las contraseñas
generadas por los usuarios son susceptibles de ser descifradas en
segundos.
Y es que según él, una clave de ocho caracteres hoy puede ser
encontrada con un software que va adivinando rápidamente hasta encontrar
la combinación correcta. La falta de seguridad se ve reflejada a
diario. Entre los casos más sonados está el robo de la base de datos de
PlayStation en 2011, por lo cual Sony tuvo que invertir 171 millones de
dólares en reconstruir la red y buscar métodos más seguros para proteger
a sus usuarios. En 2012 a la red social LinkedIn le hackearon 6
millones de contraseñas.
Aunque la manera más popular de robar cuentas es el phishing, que
consiste en ofrecer el acceso a páginas falsas pero en apariencia
reales, hay muchas otras modalidades. Al propio Honan, un hacker llamado
Cosmo le robó su identidad de la forma más sencilla: con el servicio de
‘olvidó su clave’ que está disponible en todos los portales. Para
responder correctamente las preguntas de seguridad, el hacker se valió
de la información que su víctima había publicado en internet (el nombre
del perro, su fecha de nacimiento, etc.) para robar su clave.
El ladrón entró a su correo de Gmail y borró cientos de mensajes.
También obtuvo acceso a su cuenta de Apple y desapareció toda la
información de su computador, tableta y teléfono, con lo que Honan
perdió su mayor tesoro: la historia fotográfica de su hija. Por último
se apoderó de su cuenta de Twitter, desde donde lanzó mensajes racistas y
homofóbicos. “Las claves de Apple, Twitter y Gmail eran robustas, de
diez caracteres, alfanuméricas, algunas con símbolos, pero las tres
conectadas entre sí”. Por eso, una vez el hacker entró a una de ellas
accedió a todas. Su intención era demostrar que el sistema de seguridad
en línea es todo menos seguro.
Desde ese entonces Honan se ha dedicado al tema. “Lo que encontré
es terrorífico. Es fácil que cualquiera acceda a nuestras vidas
digitales y la debilidad mayor es la contraseña”, escribió en un
reportaje de portada en la edición de diciembre de Wired. También probó
que el sistema del hacker es sencillo pues siguiendo sus indicaciones
logró acceder a otras cuentas. “En este caso fue Twitter, pero mañana
puede ser la cuenta bancaria”.
Estos códigos sirvieron en un momento, pero hoy son obsoletos pues
los dispositivos digitales están hiperconectados. Y a pesar de todas las
advertencias, los usuarios crean claves de fácil recordación por su
comodidad. El consultor de seguridad Mark Burnett realizó un estudio con
10.000 claves y encontró que password (o sea contraseña en inglés) y
123456 eran las más usadas. Además, el 49 por ciento de las personas
usan la misma clave para todos los sitios.
Así mismo, ahora hay más información que proteger ya que la gente
guarda más datos en la nube. Algunos creen que esto se resuelve con una
clave potente. Jeremiah Grossman y Paul Kocher divulgaron a The New York
Times unas pautas para crearla, como por ejemplo nunca utilizar una
palabra del diccionario sino hacerla basada en una serie de caracteres
digitados al azar, que se debe guardar en un disco duro y nunca en el
computador (ver recuadro). Pero Honan cree que ni siquiera una clave así
podría salvar al mundo de un hacker.
En Colombia el riesgo es mayor porque no existe la cultura de
consultar las cuentas personales desde un solo computador. “La gente usa
el de la oficina, la universidad, el café internet y no tienen una
sesión personalizada en el de la casa, por lo cual sus datos están
expuestos a ser ‘hackeados’ fácilmente”, dijo a SEMANA Pablo Arrieta,
experto en tecnologías de la información. Asegura que muchos proveedores
de servicios como Twitter o Facebook no tienen representación en
Colombia y si alguna cuenta es hackeada no se sabe a quién pedir
auxilio. “Las empresas no están muy preparadas para colaborar y los
usuarios deberían luchar por obtener respuesta inmediata”, señala.
Los expertos todavía no tienen claro cuál será el siguiente sistema
de protección. “Hay un montón de técnicas que funcionan bien a pequeña
escala, como en una empresa, pero no hay alternativas para las
contraseñas a gran escala”, dijo a SEMANA Rich Mogull, experto en
seguridad informática y director de securosis.com.
Según Honan, ese nuevo sistema debería tener dos componentes clave.
El primero es que sea cómodo, pues si es demasiado dispendioso, no será
viable. De hecho, la gente se hace un lío al manejar las contraseñas
pues se necesita que cada código sea indescifrable y se requiere uno
para cada cuenta. El segundo punto es que habrá que entregar parte de la
privacidad, algo que no todos están dispuestos a hacer. “Se parecería a
poner una caja fuerte en su cuarto al cuidado de expertos en seguridad
mediante una cámara. Ellos solo le permitirían abrirla al dueño, pero
estarían mirándolo”.
Dentro del abanico de posibilidades está la biometría. Marcas como
Samsung, Apple o Sony tienen la tecnología para reconocer los ojos y la
voz en sus televisores e incluso en los teléfonos inteligentes.
“Los rasgos de la persona deberían ser los códigos de
identificación del futuro. Si yo compro un computador, tableta o
teléfono lo ideal es que venga personalizado para que nadie más pueda
usarlo”, señaló Arrieta.
Algunos ven la respuesta en el sistema de autenticación de doble
factor que emplea Gmail. Cuando al usuario se le olvida la contraseña la
página le envía un mensaje de texto a su teléfono móvil con el nuevo
código. Aunque este sistema todavía se centra en la clave, Honan cree
que es mejor que el sistema actual.
Los bancos también han tomado cartas en el asunto. Una primera
instancia de seguridad es que el usuario registre el computador desde el
cual hace sus transacciones bancarias. Cuando alguien intenta ingresar
desde otro equipo este le hace cinco preguntas que solo el dueño sabe
responder.
Un sistema reciente es generar claves dinámicas. En este campo el
token ha sido la fórmula más atractiva para empresas, bancos y entidades
gubernamentales. Se trata de un pequeño dispositivo electrónico que le
brinda al usuario un nivel extra de seguridad, pues este lo usa para
generar claves aleatorias de seis cifras cada vez que accede a la
página. “El sistema funciona bien para bancos, pero sería demasiado para
proteger un correo electrónico”, dice Gina Pardo, directora de
Operación Bancaria de Asobancaria.
Los ingenieros de sistemas del Departamento de Defensa de Estados
Unidos (Darpa) están desarrollando otro sistema que identifica al
usuario por su forma de digitar el teclado. A esto lo llaman la huella
dactilar cognitiva y aunque no ha salido de los laboratorios de
investigación, podría ser confiable porque los movimientos del tecleo
están gobernados por el sistema motor y no por los pensamientos.
“Fisiológicamente es improbable que sea imitado por otra persona”, dice
Roy Maxion, profesor de Informática de la Universidad de Carnegie
Mellon, en Estados Unidos.
Lo ideal no es abolir la contraseña sino añadirle otros métodos de
autenticación aleatorios. La contraseña sería solo una ficha de un gran
rompecabezas que permitiría a los usuarios de la nube tener mayor
seguridad.
Cómo sobrevivir a la contraseña
Recomendaciones básicas para proteger su seguridad.
Nunca
- Use palabras comunes o datos como su fecha de nacimiento, teléfono o dirección de la casa como contraseña.
- Use la misma contraseña para todas sus cuentas.
- Escriba contraseñas cortas sino de al menos diez caracteres.
- Acceda desde sitios públicos a sus cuentas.
- Guarde las contraseñas en el computador ni en el correo electrónico. Lo mejor es tenerlas en una USB encriptada.
Siempre
- Cambie su clave cada tres meses.
- Dé respuestas falsas a las preguntas de seguridad que le piden al abrir su cuenta y anótelas para recordarlas.
- Abra un correo electrónico que le sirva solo para recuperar contraseñas y asegúrese de que el nombre de usuario no esté ligado a su nombre o gustos personales.
- Acepte la autenticación de dos o más factores cuando se lo ofrezcan
Fuente: semana.com
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