Como casi todo, esto llega “un poco tarde”. Este es un tema que se lleva discutiendo años atrás. De hecho en 2005, Simson L. Garfinkel lanzó una publicación (“RFID Application, Security and Privacy”) donde ya se nos presentaban reflexiones y situaciones como la que podemos ver reflejada a continuación:
Creo que la ilustración no tiene desperdicio y desde luego no necesita gran explicación, ya que refleja perfectamente como la “tag-mania” puede contribuir a que cualquier individuo con un lector de radiofrecuencia y unos mínimos conocimientos pueda literalmente “escanear nuestras vidas”.En esta línea, las 4 recomendaciones que la UE ha lanzado son las siguientes:
- Los consumidores deberían tener la opción sobre si sus productos tienen o no tienen chips RFID. En el punto de compra del producto, se debería de dar la opción de desactivar el chip a petición del cliente.
- Quienes implanten RFID en sus productos deberían ofrecer información a los consumidores sobre las implicaciones de privacidad.
- Las Asociaciones de vendedores deberían informar acerca de los productos que contengan chips mediante un etiquetado específico.
- Las Empresas y las autoridades públicas deberían realizar evaluaciones de impacto en la privacidad y protección de datos antes de usar chips RFID, para asegurar que los datos personales están bien protegidos.
No vamos a negar los multiples beneficios que aporta esta tecnología al desarrollo económico de la comunidad mundial. Cuando digo que estas recomendaciones de la UE llegan “un poco tarde” es porque solo en 2008 se han vendido cerca 2,2 billones de tags RFID (casi nada).
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Fuente: www.equipom45.es
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